BURGOS III, UNA GASTRONOMÍA DE PASO

Llegó el domingo, nuestro último día en Burgos, desayunamos, y nos fuimos al hotel Abba Burgos, donde nos encontramos con un amigo que muchos conoceréis, Antonio Arrabal, en este hotel trabaja Antonio e ir a Burgos y no verle habría sido para darnos una paliza...

Apenas pudimos hablar con él, unas cervecitas, un paseo por el hotel y la cocina y de ahí corriendo a la ¨Feria de la matanza¨ las peñas nos acogieron enseguida, millones de fotos, comiendo morcilla (como no) y conociendo a ¨Los Cucos¨ que nos llevaron a probar algunas de sus elaboraciones con el cerdo...

Con los cucos

Tras este parón para el aperitivo, se nos hacía tarde, y teníamos otra visita que hacer, en este caso fue a otro amigo, a Miguel Cobo de Top Chef también, y nos fuimos a comer a su restaurante, El Vallés, en Briviesca a nada de Burgos.
Y allí que fuimos, con paladar en boca y cámara en mano.
Empezando por el pan, ya sabéis que siempre me quejo a la hora de ir a un sitio y que el pan, ¡ESE GRAN ACOMPAÑANTE!, no acompañe, pero en este caso lo hacía.
Unos entrantes bien sencillos y bien ricos.

Unas croquetitas, ¿Cremositas? ¡si!, ¿Con sabor? ¡si!, ¿Cómo para tomarse una ración? ¡si, y dos!. Y un salmón en cucharita acompañado de unas algas y huevas.
Llegaron en esto los callos, estaban muy ricos, buen sabor, textura gelatinosa (así son los callos), acompañados de papada de cerdo y en un cuenquito a parte un polvo de jamón deshidratado.

Todo sea dicho, no eran los callos tradicionales, y a mi tampoco me emociona este guiso en general y puedo aseguraros que no es asco, las casquería y yo nos llevamos bien desde que soy un mico (Gracias papá) pero los callos, no me privan la verdad, por lo que estos tampoco me entusiasmaron.
Miguel se acercó varias veces a la mesa, el nos iba sacando, y nosotros muy obedientes comíamos.
Nos sorprendió con unas esferificaciones de cereza rellanas de foie, sabores más que constatados.

 Y lo que para mi fue el SUMMUM de la comida, hacía mucho que no probaba una cosa tan rica, ¡Ojo al dato! lubina deshidratada, rehidratada en leche, cortada a modo de carpaccio, con brandada de lubina, helado de aceite de oliva, ajo blanco y huevas.
¿Parece mucho verdad? bueno pues estaba tan tan rico que todos nos lanzamos a coger el pan,¡ESE GRAN ACOMPAÑANTE!, y mojar en el ajo blanco cuando solo quedaba este en el plato.
Un ajo blanco fresquito, con todas las texturas...De verdad que estaba especialmente bueno.

 Y eh aquí el plato más famoso del Vallés, la merluza El Vallés, por lo visto este restaurante antes de que lo cogiera Miguel era propiedad de un matrimonio que hacia una de las mejores merluzas rebozadas, no se como era la de estos señores, pero la de Miguel era fresquísima, y el rebozado era muy bueno.

 La comida llegaba a su fin, y fueron dos platos los que acabaron el festín, (aviso al lector, esta rima no ha sido buscada) un pulpo a la parrilla con puré de patata, y una albóndiga de cordero con espuma de trufa napado con un buen fondo, y unos hilos de pimiento que daban volumen al plato.
Ambas combinaciones eran buenas, la del pulpo más común, y la del cordero pese a lo que podáis estar pensando no era nada pesado.

Como yo cada vez que voy a Burgos visito el Landa, esta vez no podía irme de allí sin visitarlo, e hicimos una escapadita para tomarnos una coca-cola rapidíta y volvernos a Madrid.

Tras un fin de semana gastronómico, que ahora con estas fotos vuelvo a recordar, me viene a la cabeza la frase de Roberto, cuando nos dijo ¨Burgos es un lugar con una gastronomía de paso¨ esto es algo que muchos pensamos, mucha gente que va hacia el norte, hace una parado rápida a veces en Burgos, y comen cualquier cosa, sin pararse a conocer esta ciudad y sus pecados, muchas veces yo misma he dicho, ¨Es que en el Norte se come que te mueres¨¨Es que en el sur hay un pescaito y unas cosas más ricas...¨ pero sin lugar a dudas, después de este fin de semana, seguro que ahora entre mis frases estará, ¡Pues anda que en Burgos no se come nada mal!.
Y después de esta reflexión.
Os dejo, y como dije antes de irme de Burgos...

VOLVERÉ